Sales al mercado a buscar una impresora. El modelo multifunción con soporte WiFi que te interesa cuesta una fortuna, al igual que sus cartuchos. Comienzas a adaptar tu presupuesto, y terminas comprando una impresora que sólo se conecta vía USB. El plan original era compartir esa impresora en red, lo cual no debería causar mayores problemas siempre y cuando el ordenador al que sea conectada permanezca encendido. Ahora… ¿qué tan cómodo es eso en realidad? La respuesta común es «no mucho», porque una PC entera debe quedar activa para comportarse como servidor y procesar cualquier orden de impresión. En ese punto es cuando se te ocurre usar un Raspberry Pi, pero las diferencias en arquitectura y sistema operativo complican las cosas, ¿cierto?
Son 24 pasos en total. Tedioso pero lineal, y una vez que llegues al final tendrás la satisfacción de haber reutilizado a ese Raspberry Pi guardado en el cajón para que tu impresora quede compartida con la red en todo momento. El único problema serio que puede llegar a ocurrir es la corrupción de la tarjeta SD debido a un mal apagado del Raspberry Pi. Con eso en mente, mi recomendación es que hagas varias copias de la instalación de Raspbian con CUPS y Samba (o guardar una imagen para mayor flexibilidad), e intercambies tarjetas si algo malo sucede.
Fuente:
http://www.neoteo.com/como-conectar-tu-impresora-tonta-a-tu-red-hogarena-con-un-raspberry-pi/
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