lunes, 15 de junio de 2015

Tecnología granadina para la impresión 3D de tejidos biológicos

Tecnología granadina para la impresión 3D de tejidos biológicos

La impresión 3D es un campo en plena ebullición, sobre todo, en lo que se refiere a sus posibles aplicaciones médicas. Cada vez son más las compañías que han apostado por el desarrollo de prótesis e implantes diseñados a través de esta técnica, que permite crear piezas a medida con mayores garantías de que no se produzca un rechazo. Es el caso de BRECA Health Care, que desde 2011 pone a disposición de los centros médicos que lo requieran prótesis personalizadas realizadas en titanio. «Es un sector muy nuevo pero que está evolucionando muy rápido», explicaba José Manuel Baena, CEO de la firma andaluza y socio fundador de la misma, hace unos meses en una entrevista para EL MUNDO.
Esa evolución le ha llevado ahora a poner en marcha un nuevo proyecto empresarial para desarrollar la tecnología necesaria para la impresión de tejidos, una nueva disciplina conocida como bioprinting. «Nosotros damos el soporte técnico a los investigadores y empresas que quieran avanzar en este camino», asegura Baena.
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Regemat 3D «es la primera empresa española dedicada a la bioimpresión de tejidos», prosigue. El primer paso en este sentido lo han dado de la mano del Centro de Investigación Biomédica especializado en tratamientos celulares, y del investigador Juan Antonio Marchal, del departamento de Terapias Avanzadas, que trabaja en un proyecto para la regeneración de cartílago.
«Lo intentaron mediante la inyección de células, pero no les funcionaba, así que pensamos en cómo hacer un biopolímero degradable de forma aditiva. En 2014, avanzamos en algoritmos propios para imprimir biomateriales, creando la primera estación de bioimpresión con software y electrónica desarrollados específicamente para esta aplicación, que cuenta con una tecnología de hidrogeles cargados con células», abunda Baena.
«Con nuestra nueva start up queremos que se pase de la fase cultivos en 2D a 3D», señala. Para ello, colaboran en el proyecto la Universidad de Granada, el Hospital de la Paz de Madrid y el CSIC, así como con una empresa del sector farmacéutico.
«La primera versión está optimizada para le regeneración de cartílago, pero esperamos que pueda utilizarse también en un futuro para huesos, piel u órganos como el colon», afirma el fundador de Regemat 3D.
La tecnología que desarrolla la firma granadina busca un hueco en el mercado ofreciendo varias posibilidades. «Con ella, se podrá acelerar las fases preclínicas y clínicas de las investigaciones, así como probar fármacos en estos cartílagos elaborados mediante bioimpresión, y finalmente obtener nuevos tejidos», asegura.
«Los biomateriales son el futuro de la medicina regenerativa», insiste José Manuel Baena, que recalca que su empresa «no se dedica a bioimprimir tejidos, sino que ofrece la herramienta para que esto sea posible, con el objetivo final de ofertar todas las versiones para todos los tejidos y todas las aplicaciones clínicas posibles».
Por ahora, la bioimpresora de Regemat 3D imprime en varios biomateriales y a nivel de software está optimizada para la impresión de cartílagos, señala el empresario, que recuerda que el Centro de Investigación Biomédica ya cuenta con ella para sus trabajos.
«Existen otra veintena de empresas a nivel mundial que desarrollan productos similares al nuestro, pero nosotros somos los primeros españoles», dice con orgullo Baena.
Acaban de estrenar página web donde explican las posibilidades que ofrece su tecnología, que quieren poner a disposición de otros grupos de investigación que trabajen con otros tejidos, además del cartílago, para acelerar la llegada a la fase clínica de sus proyectos.
«Se abre un campo tremendo de posibilidades. Hay que ir poco a poco, porque existen evidencias científicas sobre la idoneidad de la bioimpresión, pero no es una cuestión que se resolverá de forma inmediata. Eso sí, con nuestra tecnología esperamos poder acelerar los avances médicos en esta área», asevera el fundador de Regemat 3D.
«Nosotros somos ingenieros. El desarrollo biológico tiene que venir de nuestros partners, de aquellos que quieran hacerse con nuestra bioimpresora para agilizar sus investigaciones».
Una bioimpresora, cuyo precio ronda los 9.000 euros, «pese a que otras empresas internacionales comercializan aparatos similares por hasta 140.000 euros. Sin embargo, hemos querido poner un precio que permita que cada laboratorio interesado se pueda permitir comprarla y así democratizar la investigación sobre bioimpresión», concluye Baena.

Fuente:
http://www.elmundo.es/andalucia/2015/06/15/557db7aa46163f63388b4577.html

 

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