Una nueva investigación en la cual se ha analizado la transición del
Sahara desde un paisaje verde y frondoso hace 10.000 años, hasta las
condiciones áridas de hoy en día, sugiere que los humanos del pasado
podrían haber desempeñado un papel principal en su desertización.
Dicha desertización ha sido desde hace tiempo objeto de
investigaciones científicas encaminadas a averiguar cuáles son
exactamente los puntos de inflexión climáticos y ecológicos que separan
una tierra frondosa como lo fue el Sahara de un desierto como lo es hoy.
Conocerlos bien puede ayudar a tomar decisiones bien informadas sobre
políticas medioambientales con las que proteger áreas agrícolas y otras
tierras verdes. La nueva investigación, realizada por el equipo del
arqueólogo David Wright, de la Universidad Nacional de Seúl en Corea del
Sur, desafía las conclusiones de la mayoría de estudios hechos hasta la
fecha que señalan como fuerzas impulsoras principales de la
desertización del Sahara a cambios en la órbita de la Tierra u otros
cambios naturales.
Tal como argumenta Wright, existen teorías, defendidas desde hace
tiempo, sobre cómo las poblaciones neolíticas cambiaron el paisaje de
algunas regiones de forma tan profunda que los monzones dejaron de
penetrar tan al interior. Otro indicio a favor es el hecho de que se han
documentado huellas antiguas de cambio climático y ecológico provocado
por el ser humano, en Europa, Norteamérica y Nueva Zelanda. Wright cree
que algo parecido podría aplicarse al Sahara.
Los resultados del nuevo estudio parecen confirmar esta atrevida
hipótesis. A partir de hace 8.000 años, empezaron a aparecer comunidades
pastorales en las regiones que rodean al río Nilo, extendiéndose hacia
el oeste, en cada caso al mismo tiempo que se incrementaba la presencia
de vegetación baja.
La escasez de vegetación en el desierto
del Sahara es perceptible incluso desde el espacio. (Foto: Robert
Simmon, Jesse Allen, NASA, USGS, USAID)
La creciente dependencia de la agricultura tuvo un grave efecto en la
ecología de la región. A medida que se eliminaba más vegetación
frondosa por la introducción de ganado, se alteraba el albedo del suelo
de un modo que influyó lo bastante en las condiciones atmosféricas como
para reducir las precipitaciones monzónicas. (El albedo es la cantidad
de luz solar que se refleja desde la superficie terrestre). Esto, a su
vez, provocó una mayor desertización, promoviendo un mecanismo de
retroalimentación que acabó extendiéndose por todo el Sahara hasta
llegar a la situación actual.
Aún hay mucho trabajo que hacer antes de poder confirmar plenamente
esta teoría, pero Wright cree que hay muchísima información bajo la
superficie del Sahara. En esa época, la región acogía numerosos lagos, y
los antiguos lechos de estos aún deben conservar vestigios de la
transformación en la vegetación. Habrá que perforar en esos lechos
lacustres antiguos para obtener los registros de vegetación, cotejar la
información extraída con la proporcionada por la arqueología, y ver qué
influencia ejerció la gente sobre ese entorno.
Si, tal como parece a juzgar por las conclusiones del equipo de
Wright, la población humana del Sahara verde provocó sin querer, con su
actividad en la zona, su conversión en el desierto que conocemos hoy en
día, tenemos ante nosotros una dura advertencia de lo que podría
ocurrirles a otras zonas prósperas de la Tierra en un futuro cercano
como consecuencia de los drásticos cambios en el uso de la tierra, sobre
todo la deforestación, que están produciéndose en los últimos tiempos a
raíz de actividades humanas.
Fuente:
http://noticiasdelaciencia.com/not/23492/-el-desierto-del-sahara-fue-creado-por-los-humanos-/
No hay comentarios:
Publicar un comentario