Mi proveedor local me entregó un híbrido módem-router bastante genérico. Admito que funciona bien, sin embargo, lo primero que hice fue desactivar toda la sección del router, y dejar esa tarea a cargo de mi fiel Linksys WRT54G con DD-WRT instalado. ¿Por qué? Por el simple hecho de que sus cuelgues individuales no pasan la media docena por año. En la búsqueda de estabilidad, la mayoría de los routers no son un gran ejemplo que digamos, y existen varias razones, tanto internas como externas, que nos dejan a las puertas del inevitable «reset»: Apagar y encender el condenado aparato.
Y para cerrar, llegamos a dos factores críticos: Calor y congestión WiFi. Esto se olvida con facilidad, pero el router es un mini ordenador. Tiene un procesador, RAM, almacenamiento interno, buses y sistema operativo. Por eso es una pésima idea esconderlo detrás de un mueble, envuelto en cables y cerca de otras fuentes de calor. El router trabaja 24/7, y necesita ventilación (no importa qué tan horrible sea su carcasa). En lo que se refiere a WiFi, ya hemos hablado sobre eso. La congestión en algunos canales dentro de los 2.4 GHz puede ser brutal, y la primera acción es mover nuestro WiFi a otro canal, o saltar a la banda de los 5 GHz si el hardware lo permite. También quiero hacer una breve mención a las actualizaciones de firmware. Si el fabricante las ofrece no es mala idea llevarlas a cabo, y de ser posible, cualquier usuario debería considerar la instalación de un firmware alternativo, como OpenWrt o DD-WRT.
Fuente:
http://www.neoteo.com/por-que-se-corta-internet-y-por-que-muchas-veces-se-arregla-apagando-y-prendiendo-el-router/
No hay comentarios:
Publicar un comentario