Cuatro dedos Lego, algunos servomotores, un Arduino,
cuatro fotosensores, muchas baterías, y un año de trabajo. ¿Qué puede
salir de todo esto? Nada menos que la sesión más espectacular de Simon que hayamos visto. Una versión en miniatura del clásico juego creado por Milton Bradley (ahora Hasbro) se enfrentó a un competidor robótico desarrollado por un padre y su hija… y terminó perdiendo por paliza.https://www.youtube.com/watch?v=F3LjJITuheM ¿Cuál es la secuencia más larga de Simon que has logrado sostener? Antes de que contestes eso, voy a ser honesto: Ni siquiera recuerdo
la última vez que lo jugué. La cantidad de clones que hay en
circulación es enorme, pero aún así, no es algo a lo que visite con
frecuencia. El Libro Guinness de los Récords habla sobre una secuencia
máxima de catorce combinaciones (siempre utilizando una unidad oficial),
pero una simple visita a YouTube revela que hay entusiastas ubicados
bien por arriba de los 80 movimientos. Además de memoria, lo que se
requiere en un juego de Simon es paciencia. De acuerdo a
lo que he podido averiguar, la secuencia final en el hardware original
es de 32 colores, y para llegar a esa instancia, el jugador necesita
presionar los botones 528 veces, asumiendo que la batería no se agote, y que Simon no termine estampado contra la pared con tantos “beeps”.
¿Pero qué sucede si Simon se enfrenta a un robot? Un jugador humano pierde el ritmo, se cansa, e inevitablemente se aburre, pero la “determinación” del robot es exactamente la misma que tiene Simon. Con eso en mente, el desarrollador Ben North
y su pequeña hija de siete años se embarcaron en un proyecto que duró
exactamente un año. La versión final del robot involucra a cuatro dedos
Lego, cuatro fotosensores con sus soportes, un circuito amplificador
conectado a los sensores, servomotores, una serie de cuerdas para
controlar los dedos, un Arduino Duemilanove(escogido sobre el Raspberry Pi debido a su soporte más amplio en el control de servos), una importante cantidad de baterías, y un poco de código.
La mejor parte es que Simon no sólo arrojó la
toalla, sino que con la primera versión de su firmware, el robot seguía
presionando los botones como si demandara continuar la partida. Algunos
detalles en la construcción provocaron que los primeros juegos se
perdieran (hubo fallas en uno de los dedos), pero al final fue
el robot quien cantó victoria. Misión cumplida para Ben North y su
pequeña, que al parecer ya está preguntando cuál va a ser el siguiente
robot que construirán.
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